EL ARTE COMO PODER EN LAS PRIMERAS CIVILIZACIONES
¿De qué manera las manifestaciones artísticas de las primeras civilizaciones reflejan sus creencias religiosas, jerárquicas y visión del mundo? ¿Cómo Caral, Mesopotamia y Egipto utilizaron el arte para consolidar su poder político y social?
Desde sus orígenes, el arte ha sido una manifestación clave
para comprender la organización social, las creencias religiosas y la visión
del mundo de las civilizaciones antiguas. En culturas como la mesopotámica,
egipcia y la civilización de Caral, el arte no pudo haber sido un simple adorno
estético. Fue algo más. Un instrumento para consolidar el poder, transmitir
cosmovisiones y estructurar jerarquías. Y aquí vemos cómo.
El arte rupestre primitivo, como el documentado en el
Levante y Arabia, nos muestra símbolos de caza y figuras posiblemente ligadas a
rituales religiosos, reflejando una necesidad de conexión con lo sobrenatural
(Tebes, 2016). Estas primeras expresiones pueden interpretarse como una
búsqueda de control sobre la naturaleza y de explicación para ellos frente a lo
desconocido (Mogrovejo, 2022).
En Mesopotamia, la escritura cuneiforme permitió no solo
llevar registros administrativos, sino también escribir mitos, himnos y
oraciones que reflejaban la cosmovisión de una sociedad altamente influenciada
por lo divino (Cosme del Rosario, 2024). Por su parte, la cultura egipcia dejó
en sus pirámides y templos un legado arquitectónico profundamente vinculado con
la religión. La obsesión por la vida después de la muerte, la divinidad del
faraón y el orden cósmico eran conceptos que guiaban sus construcciones
(National Geographic, 2023).
Caral, la civilización más antigua de América, también
revela una gran creencia religiosa. Las estructuras ceremoniales, los espacios
usados para rituales y el uso de sustancias alucinógenas en contextos sagrados
sugieren que había una cosmovisión en la que el arte, la ciencia y la
espiritualidad estaban entrelazadas (Rosadio, 2021).
El arte, en el apartado político, también sirvió para marcar
y, ojo, legitimar jerarquías sociales. En el arte rupestre del Levante, por
ejemplo, se identificó la figura del líder o jefe local a través de símbolos de
guerra y dominio (Tebes, 2016). En Mesopotamia, se reforzaba el poder de la
clase gobernante y sacerdotal al registrar leyes, genealogías y narrativas que
cimentaban su autoridad a través de “simplemente” la escritura (Cosme del
Rosario, 2024).
Egipto representa el caso más claro, donde el arte y la
arquitectura fueron diseñados para glorificar. Glorificar al faraón. Reforzar
la jerarquía y reflejar un orden divinamente establecido. Las dimensiones
colosales de las pirámides no solo eran tumbas. Eran símbolos de poder y del
control sobre la población (National Geographic, 2023).
En Caral, la magnitud de sus construcciones y la
especialización de funciones reflejan una sociedad compleja y jerarquizada. Los
líderes, además de ejercer funciones políticas, también cumplían roles
científicos y espirituales, lo cual reforzaba su autoridad como mediadores
entre los dioses y el pueblo (Rosadio, 2021).
A partir de acá nos centraremos en el arte en estas
civilizaciones como herramienta de poder. Seguimos.
El arte fue esencial.
En Mesopotamia, la escritura cuneiforme, que consideramos
arte, permitió el control eficiente de los gobernantes sobre los recursos que
poseían. La formación que ellos hicieron de una ideología religiosa respaldaba
la autoridad de reyes y sacerdotes. Las esculturas monumentales, como los toros
alados androcéfalos, fueron representaciones imponentes de prestigio y dominio,
tanto hacia su propio pueblo como hacia otros (Bujanda Viloria, 2016).
En Egipto, la monumentalidad arquitectónica y la iconografía
ritual no solo expresaban devoción, sino que reflejaban a diestra y siniestra
una afirmación constante y potente del poder del faraón. Las decoraciones en
templos y tumbas reforzaban la narrativa oficial del el orden
político-religioso. La narrativa que te vendía a los gobernantes como
gobernantes por un mandato divino (National Geographic, 2023).
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